lunes, 26 de enero de 2009

Insomnio = realidad/deseo



- Carlos, ¿te estás durmiendo?
- Mmmm.
- ¡Te estás durmiendo! ¡Levanta, que nos tenemos que ir!
- ¿Ir? ¿Dónde?
- ¿No habíamos dicho de ir a esa fiesta?
- Sí, espera un minuto… tu sofá es muy mal consejero, me dice que me quede.
- Vamos, que ahora me apetece.
- El vino te anima. A mi me adormece. Tengo sueño, creo que preferiría quedarme aquí. Estoy muy cansado.

Al oírle decir eso me asalta la tentación de preguntarle de qué coño está cansado, ¿de no haberse movido de mi sofá en toda la noche?, ¿de haber degustado una cena cocinada por mí mientras él empezaba y acababa la botella de vino francés que había reservado para la ocasión?, ¿de haberse pasado el día entero sentado en una silla ante una mesa de mezclas? Podría preguntarle por qué está cansado, pero conozco las respuestas, las conozco tan bien porque también son las mías, las mismas que regalo cuando alguien me pregunta insistentemente si realmente estoy bien, cuando me increpan para que hable, cuando me dicen que tengo mala cara, que estoy muy delgado, que debo comer más, que debo cuidarme, que si estoy bajo de forma, que si necesito una actividad que invada disciplinariamente mi tiempo. Ya sé que hace tiempo que se me ve más delgado, y que quizá no me cuide lo suficiente como para ser la puta estrella rara que todo el mundo desea sentar a su mesa. Lo sé desde hace mucho tiempo. Lo sé desde que acepté que el cansancio es la excusa que encuentra todo aquél que haya empezado a comprender que la distancia que separa la realidad del deseo es del todo insalvable. Y para mi no existe nada que lo apacigüe, ni el sexo, ni el dinero, ni el arte, ni las fiestas; al menos de una forma que me satisfaga medianamente. Conozco esas respuestas porque yo, que puedo presumir de hacer lo que me salga de los huevos siempre que quiero, hace tiempo que no me sale nada, y también estoy cansado, terriblemente exhausto, sí, completamente exhausto. Y eso también podría explicar las semanas de insomnio que tengo. Estoy cansado de no dormir, cansado de recorrer el viaje a la cama sólo como obligación después de haberme roto los riñones sentado en mi sillón rojo, con la máquina de escribir sobre mis piernas, relatando un orden del mundo mucho más interesante que el que ven mis ojos. Todo el puto día exaltado por ese estatus quo inexistente, agitado como los martinis, extasiado como un bakala pastillero, al borde de la paranoia porque la vida, fuera de los márgenes de mi ficción, me resulta insufrible. Es tan descarada, tan imprevisible, se escapa tanto a mi control… Por eso no puedo conciliar el sueño, al menos no de noche. Por eso no puedo parar de escribir, porque mientras esté en ese universo nada me parece azaroso, todo está justificado, hasta el mínimo detalle –elijo dónde se ubica el espejo, qué ropa lleva puesta mi personaje, la voz en off narrando como un dios tragicómico- aunque lo cierto es que esa producción no dura demasiado. Tarde o temprano llega el colapso que me hace gritar que ya es suficiente y me mete en la cama de una patada. Y así llega la mañana, demasiado tarde. Por eso me gusta la compañía de Carlos. Él puede dormir aunque también sienta el mismo cansancio que yo. La diferencia entre los dos es que mientras a mi me afecta lo físico y efímero del mundo, él intenta no prestarle atención y en cuanto regresa de su actividad artística y pone los pies en el suelo, se queda dormido. Mira a su entorno sin justificarlo. Confía en algo, o en alguien, tiene certezas, tiene fe en cualquier cosa, incluso en el Ministerio de Fomento. Tiene fe en mi.

- De acuerdo -le respondo-, nos quedamos, pero más vale que hables porque si no me aburro.
- Me parece bien. Empieza.
- ¿Que empiece yo? ¿Por dónde quieres que empiece?
- No sé, tú mismo. Te dejo libre creación, Capote.
- Vale. Estoy hecho una puta ruina.
- Ja, ja, ja. Eso no es nuevo.
- En parte sí. No hablo sólo de mi, también lo digo por mis cuentas bancarias.
- No sé si es buen momento para hablar de economía, ¿sabes?, me gustaría seguir viviendo en la ignorancia. Mientras no vea cómo me comen mis deudas no sufro, y si sacas el tema tendré remordimientos de conciencia y no podría volver a casa sin revisar mi estado en el cajero automático, y seguro que ese estado no me gusta. Para esta noche prefiero uno razonablemente normal que me permita descansar.
- Pues yo ya he llegado a tener pesadillas. Esta mañana he tenido una horrible.
- No hace falta que me la cuentes, nunca las entenderé, y allí donde tú sacas cierto mensaje yo sólo saco que estás como una chota.
- Sí, ya -respondo con cierta resignación-. La verdad es que es un verdadero alivio estar despierto en este estudio.
- Anda, vamos a tomarnos una copa.



Sí, la verdad es que es mucho mejor estar despierto aquí, aunque no es del todo cierto. Empiezo a tener problemas sin haber siquiera empezado a montar esa habitación vestidor. El día en que me dieron las llaves de la casa recuerdo que me sentí el hombre más afortunado del planeta, y aún así me costó todo un mes trasladarme y acostumbrarme a estas paredes. Todo era perfecto, al menos para los demás, pero en cuanto a mi creo que tuvo que haber algún momento de despiste en el que perdí el camino que me conducía al reino de la felicidad. Seguramente no seguí las indicaciones correctas. Resulta extraño porque la casa es sencillamente de ensueño, ideal parejas como publicitaban, o en mi caso, ideal para un joven soltero; el escenario perfecto para empezar de nuevo, para reconstruir los restos del castillo derruido tras el fuerte azote de la naturaleza, para reunir a mis amigos y montar fiestas a la luz de la luna, una luna que ahora me pertenecía enteramente, tierra perfecta donde caminar descalzo sintiendo centímetro a centímetro lo que tenía; también es el escenario ideal para conocer a gente nueva, y perderme en el placer de mis sesiones amatorias dentro de un espacio que ya calificaron como de profesional. Aquí no hay una sola visión de la casa que no sea enteramente mía, que no dé ejemplo de mi personalidad, y yo orgulloso la exhibo igual que actúo respecto a mi interior. Sí, esta casa es una buena carta de presentación. Finca regia de principios de siglo, toda reformada. Mantiene las antiguas placas del suministro de agua, y las interminables escaleras de mármol con columnas jónicas iluminadas por la claraboya de mi terraza. Estilo neoclásico que contrasta con un interior art déco hecho a medida. Arquitectura de un alma que supuestamente debería ser recompuesta poco a poco, en silencio, sin que me diera siquiera cuenta… Y lo mejor de todo es su precio, pero gracias a esto, sumado a otras malas gestiones, a día de hoy tengo mis cuentas de banco en números rojos, aunque no soy del todo consciente a cuánto asciende la cantidad total. De momento nada con qué cubrirlos, excepto las promesas de siempre y el “vuelva usted mañana”. Seguramente para ese mañana ya me encuentre en la indigencia total y absoluta. Aunque podría ir peor si mis deudores deciden crujirme antes de tiempo, esto es cualquier día de entre estos y la primera semana de abril, que sería cuando empezaría a cobrar mis honorarios. Echando la vista atrás me sorprendo calculando la cantidad de dinero que he tenido y he gastado: el dinero de los superávits, sueldos, beneficios en b de la fundación que lleva mi nombre, honorarios, venta de propiedades… me lo he pulido todo, hasta el último céntimo, y sinceramente no sé muy bien en qué. Cuando llegue abril me dedicaré a tapar agujeros y repartir lo poco que sobre. ¿Y después? Supongo que a seguir pagando. Mi vida puede convertirse en algo muy divertido desde esa fecha. De hecho yo ya me mondo de risa. Sí, me parto al saber que mi ruina no es sólo económica; está claro que también es espiritual, emocional… pero ahora creo que se empieza a presentar con comportamientos cuya explicación sólo podré encontrar bajo parámetros extrasensoriales, y es que mi ruina ya no es de este mundo, definitivamente. De noche hablo el lenguaje de las pesadillas, honro mi nombre. Heredé la leyenda de mi abuelo con toda naturalidad, aquélla de la que yo intentaba huir, y una mañana desperté ahogado en una ciénaga de amor propio, sin una gota de líquido sinovial en las articulaciones y las mejillas arrasadas por el miedo, con el maquillaje de la desconfianza y la paranoia uniformemente extendido en cada pliegue del sueño: jodido sin remisión. Ya no soy divertido, no soy en absoluto interesante. Sufro ataques de pánico, tengo terrores nocturnos. Sé hablar en su lenguaje, me comunico a la perfección con mis pesadillas. Ellas dicen mi nombre, pero ya no lo recuerdo; y yo sigo honrándome, derrochando egolatría allá donde el silencio conquistó mi boca y se apropió de mi, y por extensión, de mi vida en pareja. Sí, aquí está mi ruina.

viernes, 9 de enero de 2009

Mis oídos en 8

20- Hercules and Love AffairHercules and Love Affair

19- Empire Of The SunWalking On A Dream

18- The Cure – 4:13

17- James – Hey Ma

16- NajwaJeanTill It Breaks

15- MadonnaHard Candy

Vale, no es ni de lejos su mejor disco, y bueno, esta vez ha seguido la ola dejada por Kylie y la Spears entre otras utilizando los productores de moda en vez de dirigirla ella, pero a pesar de lo calculado de sus beats y los coros raperos, lo incluyo por la sorpresa que me supuso aceptarme no tan exigente y encontrar en las menos comerciales la esencia que buscaba y pensé inexistente.

14 - Pastora – Circuitos de Lujo

Una producción de lujo (Moby, Patti Smith, Dinosaur Jr.), quizá la más reseñable de este 2008 y que se aprecia en el sonido más enérgico, casi tocado en directo, que hace desaparecer el pop electrónico de ordenador por un sonido más orgánico, musculoso, que nos regala tanto melodías pop, acústicos y pistas de baile. Canciones que hablan de lo rutinario de la vida, de lo enigmático de la misma, de la nostalgia a lo desaparecido y de las ilusiones a lo imprevisto… letras que han hablado de mi y yo he hablado con ellas.

13- Lou ReedBerlin: Live at St. Ann’s Warehouse

Treinta y cinco años desde la aparición en 1973 de esta obra maestra, Lou Reed nos regala ahora un directo grabado en el año 2006 en Nueva York que le encaminó en una gira mundial presentando por primera vez la composición Art Rock al completo. Un Reed en solitario nos transmite con una fuerza casi mágica la historia lineal de una pareja de jóvenes abrumados por la drogadicción en un Berlín ya desconocido donde la narrativa elaborada, la claridad de los instrumentos, la fuerza de sus licencias guitarreras y la magnificencia de la orquestación nos eleva en una espiral arquitectónica-musical en todas las etapas vitales, desde la depresión hasta la redención. Nunca un disco fue un ciclo tan perfecto, una máquina tan elaborada y completa. Su directo no puede ser menos: no deja indiferente.

12- Daft PunkAlive 2007

Otro directo sino bien EL directo, o cómo un repertorio de más de diez años sigue vivo y se crece ante una masa dispuesta a bailarlo. La clave: el tratamiento que hacen de sus hits, de todos sus hits, enlazados perfectamente, reagrupados de forma sorprendente y otorgándoles nuevos registros confirmando el talento de estos franceses creando el mejor de los espectáculos musicales sin necesidad de ver a los músicos contonearse sobre el escenario. Ambientan un clímax donde el protagonista es tu propia sensación, metiéndose al público en el bolsillo y elevándolo sobre la pista de baile de principio a fin hasta sentir que esa pirámide de luces es tu único Dios y creencia. El resultado es tan bueno que incluso los temas menos brillantes mejoran en su apreciación gracias al contexto.

11- ColdplayViva la Vida!

Era ridículo no incluirlos en mi ranking cuando marcan la tendencia actual que toma la música británica y les ha situado como punteros ante la aparición de nuevas bandas. Un álbum desigual pero no por ello mediocre. Sorprendente tratamiento de las canciones, probando varios tempos y estilos en una misma pista y ofreciéndonos hits que ya han pasado a la historia de la radio fórmula, muy a pesar mío. Deliciosas melodías en acústico y emotivas en directo. Quizá no estemos tan lejos de unos nuevos U2, salvando las distancias, que no son pocas.

10- Sigur Rós - Með Suð Í Eyrum Við Spilum Endalaust



Un disco radicalmente distinto a Takk, pero que mantiene toda la riqueza instrumental de la banda, su esencia experimental y esa indefinición a la islandesa que hace de Sigur Rós una de las bandas experimentales más importantes de la época. Se abre a sonidos pop así como amplía su abanico de seguidores con la consiguiente pérdida de lo íntimo de sus melodías, sobre todo si son escuchadas en grandes festivales. Incluyendo su primera canción cantada en inglés. Sigur Rós ya es un estilo en sí mismo, pero por sus pasos agigantados hacia el mainstream y el hecho inaudito que la banda se haya crecido con una grabación inferior a las anteriores, no merecen estar más arriba en este top ten.

9- BeckModern Guilt



Beck ya es sinónimo de calidad suprema, y más si vuelve a experimentar con el pop al que nos tiene acostumbrados, actualizándolo en cada trabajo y poniéndose a tono con el 2008, y siempre un paso delante de todo lo demás. Un disco que pasa desapercibido pero que no decepciona ni a los seguidores del maestro ni a los ajenos a su arte. Pura exquisitez.

8- Cut CopyIn Ghost Colours



Si cogemos una banda de rock independiente, la teletransportamos a los ochenta y le añadimos los teclados y beats electrónicos, y en la sala de grabación mezclamos todas las canciones como si de una sesión de Dj se tratase obtenemos este disco: electropop del siglo XXI, accesible y directo a prueba de cualquier evento festivo. Claro que su calidad no reside sólo en la genialidad de sus temas sino en el hecho de haber realizado un álbum redondo de principio a fin sin caer en la revisión facilona o en la copia innecesaria al visitar épocas pasadas. Temas nuevos que todo el mundo ha deseado bailar y ha creído escuchar aun sin saber de su existencia mas que en su imaginario colectivo pero que, una vez descubiertos, sorprende el que no hubieran nacido antes. Éxito asegurado.

7- Hot Chip – Made In The Dark



Si tuviera que definirles, la palabra más adecuada sería divertidamente eclécticos. Puedes escoger entre una balada ingeniosa y una canción de baile de bajos potentes, y aun así no perder nunca un sentido de estilo homogéneo. Canciones encajadas como un bucle en nuestros oídos, repeticiones para cualquier espíritu introspectivo, el caos más absoluto, el pop más bailable y amplio o la psicodelia más cruda. Disco con temas fáciles y accesibles pero que puede atragantarse por la diversidad de sus movimientos, la crudeza de sus sonidos y lo inaudito de sus formas, aunque una vez te atrapa su paleta de colores y su modo tan personal y bizarro es imposible escapar; ya nunca se escuchará tu música preferida de la misma forma.

6- The KillersDay & Age



Algo que tengo que decir en contra de dicho disco es que me enteré por los cuarenta principales y por los tonos de móviles al 5555 que The Killers tenía nuevo single. Supongo que tras las colaboraciones con artistas de primer orden en el mainstream internacional, la edición de un álbum dedicado únicamente a sus fans o la grabación de éste último al más puro estilo Beatles dejando clara la ya vieja amenaza de la cultura musical americana sobre la imperial británica extrapolable al resto del mundo, esperaba poder encontrarme con algo fácilmente masticable e inferior en calidad a sus dos álbumes anteriores. Primer error ya que si hay algo que tiene este álbum es su difícil digestión. Sin perder nunca de vista un estilo ya asentado de pop elegante, instrumental y bailable, avanzando hacia los toques electrónicos que ya se apreciaban en sus últimos hits, se atreven a experimentar con la percusión, los instrumentos de viento incluso con otros ritmos como la revisión de un R&B para una balada. La discusión está asegurada, y el arte sin crítica adversa nunca ha sido concebido. Sólo hay que esperar un par de años para saber si lo que nos ofrece Brandon es digno de elevarlo al estatus de genialidad pop o desterrarlo al olvido como algo fugaz que nunca debió pasar. Por lo pronto los fans están algo despistados a la hora de dar opinión, lo que por otra parte, me reconforta, aun agotando en pocas horas las entradas para verles en concierto.

5- Oasis – Dig Out Your Soul



¿Hay vida más allá del Wonderwall? Parece que sí. Los Gallagher, después de diez años de desastres encadenados parece que han descubierto las tiendas de música, pero sobre todo las posibilidades que tiene una guitarra cuando se enchufa a un amplificador, unos pedales y una caja de ritmos. Ellos que fueron quienes marcaron la música pop de los noventa y ofrecieron tantos himnos a corear en masa como estadios mundiales a llenar, han reaccionado al daño que les han hecho sus dos primeros discos en su mediocre carrera posterior y nos inyectan, por fin, un chute de adrenalina que me hace volver a creer en la fuerza de la música cuando viene acompañada de las ganas de unos artistas a marcar diferencias en vez de vivir de fórmulas ya pasadas. No digo que se nos abran nuevos y buenos tiempos, pero el disco es un reencuentro con la música de calidad de los noventa tan añorada. Lástima que estemos en el 2009.

4- DeerhunterMicrocastle/Weird Era Cont.



Tengo que reconocer que no hice mucho caso a la recomendación que me hicieron de varias de sus canciones, no encontrado en ellas mas allá que una belleza tranquila aplicable a cualquier otro grupo de rock acústico e intimista que ya exisitera; pero cuando ya es más de una persona quien te lo recomienda quizá sea el momento de hacer una escucha general a todo el trabajo, y es entonces cuando me he encontrado con su grandeza, su contundente sensatez y su riesgo. Pocas veces la música puede aparecer, en estos tiempos, de la forma tan artesanal, tan casera y tan cuidada como aparece en este disco. El “hazlo tu mismo” vuelve a tener sentido, pero lo que eleva este trabajo a la cuarta posición de mi ranking es lo contagioso del mismo a cada escucha, cómo crece, cómo forma parte de ti y cómo acaba enamorándote. Siempre soñé vivir en los setenta y poder experimentar la frescura que trajo la Velvet, y cómo ellos iniciaron toda una revolución que es la música que me amamantó y de la que ahora me alimento. Deerhunter quizá no quiera revelarse contra nada, ni pueda vivir con ellos ninguna revolución musical, de hecho no es nada novedoso, pero me llenan en el hecho de que, en estos años pasados, nadie haya podido editar un disco y su bonus cd con tanta calidad musical sin perder nunca de vista el origen de todo esto: la música como expresión, como diversión y como actividad humana.

3- PortisheadThird



Ya hace mucho de Dummy (1994) y del nacimiento y muerte del trip-hop como fenómeno musical. Después de tantos años de silencio no sabía el por qué de la reaparición de Portishead y la entonación de Beth Gibbons en su peculiar modo de cantar. Recuperar esa época habría sido absurdo, y la comparación con aquélla tras una década de inactividad hubiera sido injusto. Así que decidí escucharlo como si de un nuevo grupo se tratase y enmarcarlo en la actualidad musical, y eso fue lo que me encontré: un nuevo grupo que vuelve a marcar un antes y un después en la música con su trabajo. Third se comprende en si mismo en cuanto a si mismo. No hay patrón ni hay pasado, sólo futuro, quizá algo oscuro. No son canciones al estilo, no hay estribillos para no caer en lo pegadizo. Las canciones tienen su propia fuerza, su propia inercia que, como si de una bola de nieve se tratase, va creciendo por si misma arrasando todo lo conocido pero partiendo de un imaginario conocido, aunque sólo sea por la frágil voz apunto de romperse de la vocalista. Un trabajo a gusto de cualquier opinión, posible mirarlo desde cualquier perspectiva y posible experimentar su rechazo, pero supongo que cuando algo toca tan hondo y se muestra tan extraño todos nos mostramos con miedo, un miedo de no haber querido nunca escucharlo por si defraudaba, un miedo a que su hermetismo y su eclosión de emociones nos abrume tanto que llegue a resultar hasta incómodo. Yo he perdido ese miedo. Estamos ante una nueva era todavía por catalogar.

2- Radiohead – In Rainbows



Cuando lo escuché por primera vez escribí lo siguiente:

"Se tomaron un largo descanso, quizá necesario. Cuando parecía que ya estaba todo dicho aparecen, y vuelven, como siempre, sorprendiendo, quizá no tanto en el contenido pero sí en la forma.
Estoy hablando de Radiohead y su nuevo disco -por llamarlo de alguna manera- In Rainbows. Lo físico pasa a ser objeto de coleccionista, casi exclusivamente para coleccionistas y fieles. En la descarga se prima la canción en sí y la canción digital, sin precio ni sello discográfico que lo marque y esta idea de distribución en si también marca el fondo del largo... cualquier concepción de disco queda ya aquí y ahora eliminada. No nos encontramos ante un disco perfecto, cerrado, coherente. Son canciones, simples canciones, grandes canciones, unas ya vienen de la etapa Ok Computer, otras dicen ser plagios. Con todo veo muy difícil la definición del conjunto, tanto que lo facilón sería compararlo con un largo de Pink Floyd, pero en absoluto es así. Nos prestan diez de las dieciocho que hay en total, canciones dispares, unas llenas de beats, otras donde prima la percusión por encima de una melodía escondida, las hay rockeras, las hay acústicas con aires progresivos... pero ante todas destaca la emocionante y ensoñadora voz de Thom Yorke y cómo puedes pasar de de un ambiente urbano y caóticamente bello a unos paisajes fílmicos donde el rasgar de las guitarras parece acariciar y erizar tu nuca.Aun así, sigue siendo un sonido Radiohead: reconocible pero nuevo, magnificiente pero lleno de detalles precisos, sorprendente pero posiblemente odiado.
Lo único que puedo decir es que a mi me hace levitar."

Ahora podría escribir lo mismo, pero el que lo sitúe en segunda posición y no en primera es debido a la actitud del mismo, al frío concierto que brindaron en su gira, a su ejecución perfecta pero su falta de emoción y conexión. En este caso Radiohead creo que sólo es ya un estudio, y en su caso, renegar de su pasado es una falta de ética y un exceso de megalomanía que respeto pero no comparto.

1- Death Cab For Cutie – Narrow Stairs



Ben Gibbard puede formar Postal Service, y hacer cinco discos con Death Cab..., y lanzar sin pausa singles, iTunes, grabaciones y demás; y promocionar su sexto disco con una canción de más de ocho minutos que tiene una introducción de piano y línea de bajo repetitiva y martilleante que atenta contra cualquier manual de marketing, y aun así seguir vendiendo y convertirse en la banda más influyente y prometedora del escenario indie. Su habilidad para la creación de atmósferas, la sensibilidad melancólica incluso en los temas más rockeros, su talento melódico y el amplio espectro de ideas cinemáticas que sugieren los temas sin caer nunca en el aburrimiento es una de sus bazas. Un disco en el que ninguna canción despunta, ninguna desentona. Consecuente en si mismo, entero, seguramente el único con esta característica en todo el año, sentido, abierto a la proyección de las propias emociones del oyente, te hace bailar, te hace llorar, genialmente ejecutado, producido meticulosamente… simplemente perfecto.

BONUS (por afinidad sentimental)

Klaus & Kinski - Tu Hoguera Está Ardiendo

Les Très Bien Ensemble - Rougeole